Ven, encendamos una hoguera con nuestros males para deshacernos de lo que
duele. Tiremos nuestras flores marchitas de primavera que un día llegaron a
florecer. Tiremos también los papeles que definen nuestro destino escrito.
Juguémonos la vida a un papel con tinta.
Quememos nuestros males, nuestras penas en esta noche de San Juan.
Quememos las injusticias y las justicias que hicieron que algunos no
siguieran en esta vida. Destrocemos todo lo que nos enrabieta. Alimentemos la
hoguera de todas las iras que quedan en nuestros cuerpos. Despojémonos de nuestras
decepciones y de las de los demás, de nuestros silenciosos llantos, de quién
una vez nos quiso, de quién ahora trata de hacerlo cuando es más tarde que
nunca..
La hoguera, ahora alimentada, avivada ante nuestros ojos asciende hasta el
cielo tendiéndole una suave llamarada de reflexiones quemadas.
Quememos ahora recuerdos, mientras se consumen los papeles alrededor la
leña. Un papel sale volando tratando de escapar a la tormenta, pero es
demasiado para huir papel...Los dados ya están lanzados y las cartas dispuestas
sobre la mesa. Liberemos momentos mágicos en esta noche cargados de luceros
estridentes en el cielo. Liberemos suspiros al aire en busca del propio aire
que nos sobre y falta por cada momento desperdiciado en nuestra mente.
Aunemos ahora nuestras almas mientras nuestros corazones se tocan y elevemos
al cielo nuestras miradas cargadas de todo. Pensemos en quién ahora piensa en
nosotros mientras quema tus recuerdos con ellos en la hoguera; y olvidémonos de
ellos. Los recuerdos quemados del pasado solo quedan en cenizas que se lleva el
viento...
Y como nosotros, polvo, y en polvo nos convertiremos, dejemos que esta noche
de San Juan guíe nuestro paso futuro hasta el próximo fogón y quema de
recuerdos en ceniza.
Hagamos una hoguera de nosotros...